El ácido hialurónico es una sustancia que se encuentra de forma natural en numerosos tejidos y órganos del cuerpo humano: epidermis, tejido conectivo, cartílagos, líquido sinovial, ojos, etc.
Una de sus propiedades más importantes es la capacidad para atraer y retener el agua, lo que hace que esos tejidos se mantengan en buenas condiciones.
Pero es precisamente su capacidad para atraer y retener el agua los que lo ha convertido en uno de los productos estrella de la cosmética, la medicina estética, aunque hay que decir que también ha generado su uso en diferentes tratamientos y terapias de la medicina regenerativa y traumatológica y otros ámbitos de la ciencia médica.
Propiedades
- Hidrata la piel y le da un aspecto más rejuvenecido al suavizar la apariencia de las arrugas.
- Contribuye a la regeneración de nuestras células, ya sean de la piel o de cualquier otro tejido blando del cuerpo, como los músculos o el cartílago, por ejemplo.
- Mantiene nuestro pelo brillante y sano, ya que lo hidrata.
Tipos de ácido hialurónico
El ácido hialurónico es una sustancia que tiene muchos beneficios para la piel, el cabello, las articulaciones y los músculos. Su función es la de penetrar en la piel, mezclarse con el ácido hialurónico natural y, de este modo, promover la producción de más cantidad de esta sustancia, además de favorecer la formación de colágeno.
Sin embargo el más conocido es el utilizado en la medicina estética o en el tratamiento de determinadas patologías articulares. Se trata de un producto inyectable que se presenta en forma de gel y se inyecta en las zonas más comunes como: la zona del pómulo, labios, nariz, mentón, entrecejo, líneas frontales, etc. Fundamentalmente dos tipos:
Reticulado: se presenta en forma de gel (densa), lo que permite que mantenga la estabilidad de 6 a 9 meses.
No reticulado: es líquido y conserva su estabilidad aproximadamente 3 meses.
Usos estéticos
En el campo de la medicina estética ha supuesto una verdadera revolución en el tratamiento de las arrugas, hasta el punto de sustituir en muchos casos a la toxina botulínica (botox).
Se ha demostrado clínicamente que cuando se aplica mediante inyección intradérmica el ácido hialurónico estimula y activa los fibroblastos incluso en personas de edad avanzada, lo que supone que además de proporcionar un mayor volumen a la piel también se estimula la formación de colágeno. De ahí que en la actualidad este tratamiento se esté utilizando para eliminar ciertas arrugas:
Los surcos nasogenianos, los que parten de la nariz hacia los laterales de la boca).
Los pliegues peribucales y las comisuras labiales, en la línea de contorno de labios.
Las del entrecejo y las de la frente.
Uso en tratamientos de enfermedades crónicas
Las particulares propiedades del ácido hialurónico han abierto un campo cada vez más amplio de aplicaciones en el tratamiento de diferentes patologías.
La primera de ellas se refiere al tratamiento de enfermedades degenerativas de las articulaciones como la artrosis. En este caso es cada vez más frecuente la realización de infiltraciones de esta sustancia con una doble finalidad: reducir el dolor y lograr una apreciable regeneración del cartílago.
También se utiliza para sustituir el líquido sinovial que se pierde en la realización de artroscopias. Asimismo, en el deporte de élite se usa para recuperar con mayor rapidez las lesiones articulares (tobillo, rodilla, etc.).
En odontología se utiliza para mejorar la cicatrización y regenerar las encías y la mucosa oral, así como en el tratamiento quirúrgico de la disfunción de la articulación temporomandibular.